(...) Cuando la luna alumbró en los cielos, el Ruiseñor voló hacia el rosal, y apoyó su pecho sobre la mayor de las espinas. Toda la noche estuvo cantando con el pecho contra la espina, y la luna fría y cristalina se inclinó para escuchar. Toda la noche estuvo cantando así apoyado, y la espina se hundía más y más en su carne y la sangre de su vida se derramaba en el rosal. Cantó primero al nacimiento del Amor en el corazón de los adolescentes. Entonces, en la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo como canción tras canción. Al principio era pálida, como la niebla que flota sobre el río; pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas de la aurora. La rosa que floreció en la rama más alta del rosal era como el reflejo de una rosa en un cáliz de plata, era como el reflejo de una rosa en espejo de agua. El rosal le gritó al Ruiseñor para que apretara más su pecho contra la espina. —¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o el día llegará antes de haber terminado de fabricar la rosa! Y el Ruiseñor se apretó más contra la espina, y más y más creció su canto porque ahora cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un joven y de una virgen. Y un delicado rubor comenzó a cubrir las hojas de la rosa, como el rubor que cubre las mejillas del novio cuando besa los labios de su prometida. Pero la espina no llegaba todavía al corazón del corazón, y el corazón de la rosa permanecía blanco, porque sólo la sangre de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa. Y el rosal le gritó al Ruiseñor para que se apretara más aún contra la espina. —¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o llegará el día antes de haber terminado de fabricar la rosa! Y el Ruiseñor se apretó más aún contra la espina, y la espina al fin le alcanzó el corazón. Un terrible dolor lo traspasó. Más y más amargo era el dolor, y más y más impetuosa se hacía su canción, porque ahora cantaba el Amor sublimado por la muerte, el Amor que no puede aprisionar la tumba. Y la rosa del rosal se puso camersí como la rosa del cielo del Oriente. Su corona de pétalos era púrpura como es purpúreo el corazón de un rubí. La voz del Ruiseñor ya desmayaba, sus alitas comenzaron a agitarse, y una nube le cayó sobre sus ojos. Su canto desmayaba más y más, y sentía que algo le obstruía la garganta. Entonces tuvo una última explosión de música. Al oírla la luna blanca se olvidó del alba y se demoró en el horizonte. Al oírla la rosa roja tembló de éxtasis y abrió sus pétalos al frescor de la mañana. El eco llevó la canción a la caverna de las montañas, y despertó a los pastores dormidos. Luego navegó entre los juncos del río que llevaron el mensaje hasta el mar. —¡Mira, mira —gritó el rosal—, la rosa ya está terminada! Pero el Ruiseñor no contestó, porque estaba muerto con la espina clavada en su corazón. (...)
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ResponEliminaCuando la luna alumbró en los cielos, el Ruiseñor voló hacia el rosal, y apoyó su pecho sobre la mayor
de las espinas. Toda la noche estuvo cantando con el pecho contra la espina, y la luna fría y cristalina se
inclinó para escuchar. Toda la noche estuvo cantando así apoyado, y la espina se hundía más y más en
su carne y la sangre de su vida se derramaba en el rosal.
Cantó primero al nacimiento del Amor en el corazón de los adolescentes. Entonces, en la rama más
alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo como canción tras canción. Al principio era
pálida, como la niebla que flota sobre el río; pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas
de la aurora. La rosa que floreció en la rama más alta del rosal era como el reflejo de una rosa en un cáliz
de plata, era como el reflejo de una rosa en espejo de agua.
El rosal le gritó al Ruiseñor para que apretara más su pecho contra la espina.
—¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o el día llegará antes de haber terminado de
fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más contra la espina, y más y más creció su canto porque ahora cantaba el
nacimiento de la pasión en el alma de un joven y de una virgen.
Y un delicado rubor comenzó a cubrir las hojas de la rosa, como el rubor que cubre las mejillas del
novio cuando besa los labios de su prometida.
Pero la espina no llegaba todavía al corazón del corazón, y el corazón de la rosa permanecía blanco,
porque sólo la sangre de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa.
Y el rosal le gritó al Ruiseñor para que se apretara más aún contra la espina.
—¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o llegará el día antes de haber terminado de
fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más aún contra la espina, y la espina al fin le alcanzó el corazón. Un terrible
dolor lo traspasó. Más y más amargo era el dolor, y más y más impetuosa se hacía su canción, porque
ahora cantaba el Amor sublimado por la muerte, el Amor que no puede aprisionar la tumba.
Y la rosa del rosal se puso camersí como la rosa del cielo del Oriente. Su corona de pétalos era
púrpura como es purpúreo el corazón de un rubí.
La voz del Ruiseñor ya desmayaba, sus alitas comenzaron a agitarse, y una nube le cayó sobre sus
ojos. Su canto desmayaba más y más, y sentía que algo le obstruía la garganta.
Entonces tuvo una última explosión de música. Al oírla la luna blanca se olvidó del alba y se demoró
en el horizonte. Al oírla la rosa roja tembló de éxtasis y abrió sus pétalos al frescor de la mañana. El eco
llevó la canción a la caverna de las montañas, y despertó a los pastores dormidos. Luego navegó entre
los juncos del río que llevaron el mensaje hasta el mar.
—¡Mira, mira —gritó el rosal—, la rosa ya está terminada!
Pero el Ruiseñor no contestó, porque estaba muerto con la espina clavada en su corazón.
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idoia me gusta mucho la foto gracias ^^
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