Es curioso enfrentar la propia mirada y reconocer en esta porción de cáscara, algo del yo afectivo oculto normalmente tras capas de músculos, piel y palabras. Reconozco que captar estas imágenes ha supuesto un grado considerable de dificultad: hay que tener en cuenta, además de mi resistencia a ser fotografiada , que la “observadora” es mi propia hija, Idoia. Todo el mérito es de la fotógrafa, de su paciencia y de su mirada que observa y que, de algún modo, me “ve”. Es en esta foto en la única que me reconozco, en la que hay alguna coincidencia entre mi yo afectivo y su proyección externa. Gracias, Idoia. (Lucía)
Es curioso enfrentar la propia mirada y reconocer en esta porción de cáscara, algo del yo afectivo oculto normalmente tras capas de músculos, piel y palabras.
ResponEliminaReconozco que captar estas imágenes ha supuesto un grado considerable de dificultad: hay que tener en cuenta, además de mi resistencia a ser fotografiada , que la “observadora” es mi propia hija, Idoia.
Todo el mérito es de la fotógrafa, de su paciencia y de su mirada que observa y que, de algún modo, me “ve”. Es en esta foto en la única que me reconozco, en la que hay alguna coincidencia entre mi yo afectivo y su proyección externa.
Gracias, Idoia. (Lucía)